sábado, 14 de junio de 2014

Mirar hacia atrás

    Cuando la nostalgia se encapricha con hacerte una visita.
Esos días en los que más allá de tu propia voluntad tu mirada se empeña en clavarse en el pasado.
Los momentos masoquistas en los que te atormentas pensando en lo perfecto que fue y en cuanto lo echas en falta.

Vivir del pasado es un error fácil de cometer. ¿Por qué? Acaso no es un dolor extremadamente profundo lo que podemos llegar a sentir cada vez que sentimos el grandísimo amor, la enorme felicidad o la indescriptible ilusión que sentíamos en aquel momento ya vivido conscientes de que aquello jamás se volverá a repetir.

Cada momento, el más pequeño o el más insignificante para nosotros... Ese momento. Ese nunca volverá a ocurrir. La felicidad de aquel instante, lo que te hizo sentir aquella sonrisa disparando los latidos de tu corazón entrecortándote la respiración mientras te hacías consciente de la rotación del planeta sintiendo como tu eje se cambiaba convirtiéndose en aquel que tenías enfrente, fue una felicidad irrepetible dado que jamás se volverán a repetir simultáneamente los factores que lo hicieron posible.

Es por eso por lo que no debemos aferrarnos a lo que fue ya que podríamos estar desperdiciando miles de millones de momentos que jamás volverán a ocurrir.

De todas maneras...

Sigo queriéndole igual que el primer día, y recuerdo perfectamente

lo que sentí cuando le vi por primera vez.

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